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Melanie Joy: los mecanismos psicológicos del carnismo nos condicionan a comer animales

Actualizado: Mar, 12/06/2018 - 08:37

Melanie Joy

¿Comemos productos animales porque estamos condicionados ideológicamente a hacerlo? Así lo considera Melanie Joy, quien concibió el término “carnismo” para referirse a una ideología que expuso inicialmente en su libro Why We Love Dogs, Eat Pigs, and Wear Cows (Por Que Amamos A Los Perros, Nos Comemos A Los Cerdos Y Nos Vestimos Con Las Vacas). Recientemente ha publicado Beyond Beliefs: A Guide to Improving Relationships and Communication for Vegans, Vegetarians, and Meat Eaters. Melanie Joy presenta sus ideas en conferencias por todo el mundo, además de haber fundado la organización Beyond carnism (Más allá del carnismo) y ser co-fundadora de Proveg, una organización internacional por la conciencia alimentaria presente en España, Reino Unido, Países Bajos, Alemania y Polonia. “Comer o no Comer” ha hablado con ella y esto es lo que nos ha dicho.

¿Por qué debemos evitar comer productos animales? Proveg cita razones como pro-salud, pro-animales o pro-medio ambiente…
La producción de animales que sirvan de comida es una de las principales causas de la destrucción del medio ambiente en el mundo, así como una de las causas más significativas del agotamiento del agua dulce, el calentamiento global o la desertificación, entre otros problemas.

Comer animales –o derivados cárnicos– guarda también conexión con algunas de las principales enfermedades que padecemos en Occidente: diabetes, algunos tipos de cáncer, obesidad, enfermedades del corazón… Todos ellos son males directamente relacionados con el consumo de productos animales.

Así que hablamos de un problema de carácter ambiental y también de salud pública, a lo que hay que añadir el sufrimiento de estos animales a causa de ser comidos por parte de los humanos. Si pensamos en números, son cerca de setenta y pico mil millones los animales sacrificados anualmente, pero es que,  además, el sufrimiento que esos animales pueden padecer es tremendo. 

Esas son las principales razones por las que plantearse el comer menos productos animales puede ser una solución para múltiples problemas.

Proveg también se declara pro-justicia (aduciendo, por ejemplo, que “alimentar al ganado contribuye al hambre en el mundo y hace subir los precios de los alimentos básicos en los países pobres”) y también pro-sabor, ¿nos explica esto último?
Muchas personas tienen la idea de que comer alimentos veganos o mantener una dieta basada en alimentos vegetales (“plant-based diet”) es comer alimentos con sabor a cartón, o algo así. Nosotros promovemos alimentos veganos realmente deliciosos y saludables y vemos como cada vez más gente se va dando cuenta de que los alimentos veganos son exquisitos y pueden incluso resultar más sabrosos que los platos preparados con productos animales. 

Usted acuñó el término ‘carnismo’… 
Bien, “carnismo” es una ideología, una invisible ideología o sistema de creencias que condiciona a la gente a comer ciertos animales. Básicamente, una manera de concebirlo es como lo opuesto al veganismo. Es decir, a menudo se asume que son los veganos y los vegetarianos quienes siguen un sistema de creencias en lo que concierne a no comer animales pero no se considera que, por otra parte, la única razón por la que aprendemos a comer cerdos pero no perros, por ejemplo, es porque también existe un sistema de creencias respecto a comer ciertos animales.

Así pues, carnismo es ese sistema de creencias que nos condiciona a comer animales y es un sistema dominante, está institucionalizado, se halla inmerso en la estructura social, las normas, las leyes, las creencias, los comportamientos, etc. Es, además, un sistema violento pues no podemos obtener ni producir carne sin violencia, lo que lleva a causar un daño increíble a los animales. No obstante, mucha gente se preocupa por los animales y no quiere que sufran, mucha gente comparte unos mismos valores de compasión y justicia.

El carnismo entra en confrontación con esos valores humanos y la manera en que mucha gente quiere dejar su huella en el mundo. Hay gente que nunca apoyará esa intensa violencia hacia los animales, especialmente cuando es totalmente innecesaria. Y frente a eso, el carnismo utiliza un amplio abanico de mecanismos psicológicos de defensa que distorsiona nuestras percepciones.

Es gracias a eso que al mirar una hamburguesa observamos en ella un comida deliciosa en lugar de ver un animal muerto y su sufrimiento. Es porque nuestras percepciones han sido distorsionadas y, a partir de ello, también nuestros sentimientos; se nos ha desconectado de nuestra natural empatía por los animales.

En ocasiones se ha referido a la existencia de similitudes entre el carnismo y otras ideologías como el racismo, ¿en qué sentido?
Las estructuras del carnismo funcionan de manera similar a las de otras ideologías violentas como el racismo o el sexismo, por ejemplo. 

Las victimas son diferentes, sus experiencias únicas, pero las ideologías son similares en el sentido de que la mentalidad que nos habilita para convertir a los animales en objetos es la misma mentalidad que nos capacita para convertir a los humanos en objetos o para considerar a ciertos grupos de humanos como inferiores. 

¿Cómo se puede ir más allá del carnismo?
Creo que es importante considerar todo el espectro del carnismo y el veganismo. En algunos aspectos es más importante reflexionar sobre hacia dónde vamos que sobre en qué punto nos encontramos.

Para ir más allá del carnismo lo primero es la concienciación. La gente debe estar sensibilizada respecto a la verdad sobre la producción de productos animales para la alimentación: Asimismo, ha de ser consciente de las muchas maneras en que el carnismo condiciona nuestras mentes y nuestros sentimientos. 

Pero no solo el estar concienciado nos mueve más allá del carnismo: hay mucha información disponible en nuestros sitios webs para despertar las conciencias y aumentar el conocimiento.  Al respecto, existen grupos buenísimos en España trabajando en esos ámbitos, como Proveg España, pero también debemos motivar a las personas para que traten de ser tan veganas como sea posible. 

No es imprescindible ser 100% vegano para formar parte de la solución. También ayuda -al disponerse a comer- preguntarse a uno mismo: “¿cómo puedo causar el menor daño y ser lo más vegano posible en esta comida?”. 

Otra manera de ir más allá del carnismo es ser lo que llamo un “aliado vegano”. Esto es una persona que todavía no es vegana pero que apoya los valores del veganismo, apoya a los veganos y apoya al veganismo. Por ejemplo, algunos periodistas crean conciencia y conocimiento del carnismo y veganismo convirtiéndose en parte importante de la solución, incluso cuando muchos de ellos no son veganos… Yo sugiero convertirse en aliado, en aliado vegano, lo cual significa utilizar la influencia propia para ayudar a cambiar el mundo a mejor. Y, a la par, ser tan vegano como sea posible en ese proceso.

¿Qué suele pesar más para decidir pasarse al veganismo?
Lo bonito del veganismo y de ser lo más vegano posible es que se trata de “ganar, ganar, ganar” porque es bueno para tu salud, es bueno para los animales y es bueno para el medioambiente. No importa cual sea tu motivación: la gente llega al veganismo por diferentes razones, pero el impacto es el mismo. Yo me convertí en vegana por razones éticas y con ello además he llegado a estar realmente mucho más saludable. 

Últimamente se está hablando mucho de introducir insectos en la dieta habitual occidental. En España ya hay supermercados que los comercializan e incluso la FAO lo propone aduciendo razones de salud, medioambientales y de seguridad alimentaria (Por qué comer insectos, según los argumentos de la FAO), ¿Qué opina?
Es un interesante ejemplo de carnismo. Es la idea de que es necesario comer algún tipo de animal para estar sano. Pero no es así. Tenemos toda la información, hay una tremenda cantidad de publicaciones y de investigación científica demostrando que alimentarse con una dieta basada en alimentos vegetales es saludable y sostenible. 

No sabemos si los insectos tienen sentimientos o no los tienen, no tenemos suficiente información al respecto, pero no tiene sentido matar animales (tampoco insectos) cuando es totalmente innecesario, ya que podemos obtener de las plantas todos los nutrientes que precisamos. 

La “misión” de Proveg es “reducir el consumo de productos de origen animal a nivel mundial en un 50% para el año 2040”. ¿Es usted optimista?
Creo que es posible. Pero incluso si reducimos únicamente el 30%, habremos hecho un cambio positivo. No obstante, yo considero que es realmente viable alcanzar ese 50% para el año 2040 si suficientes instituciones se implican.

Tras la emisión del reportaje Stranger Pigs en el programa de televisión español Salvados, en el que fue mostrada una granja con cerdos en pésimo estado, se produjo una importante reacción entre la opinión pública “carnística” habiendo quienes declaraban haberse decidido a dejar de comer carne o quienes apostaban por pasar solo a comer carne producida en granjas ecológicas. ¿Qué opinas de estas granjas ecológicas, pueden ser una alternativa beneficiosa?
Siempre me alegro cuando alguien dice “esto está mal, no queremos causar sufrimiento a los animales, queremos hacerles menos daño”. Es bueno que la gente se plantee esas cuestiones. Pero también es cierto que las granjas ecológicas para muchos no son una buena solución al problema. Por ejemplo, en Estados Unidos (y ahora sé que también está pasando en España por lo que me explicas) mucha gente se siente cada vez más incómoda con las granjas industriales. Ellos dicen: “no quiero apoyar este tipo de violencia sobre los animales”. Y, por supuesto, la industria de la carne no quiere que eso pase, no quieren ver reducido el consumo de carne, así que han creado esa idea de que hay granjas en las que los animales son felices. Pero en gran medida se trata de un mito. Hay numerosos trabajos de investigación que demuestran que esos animales no tienen una vida mucho mejor que los que habitan en las granjas industriales. En definitiva, finalmente, todos los animales van a parar al mismo lugar para ser matados, incluyendo a esos animales que teóricamente habrán tenido una “mejor” vida.  

Creo que es importante pensar sobre esta cuestión de manera objetiva y dar un paso al frene. Por ejemplo, muchas personas pensarán que es cruel matar a un perro sano y feliz únicamente porque a alguien le gusta el sabor de sus piernas. No obsatante, las granjas ecológicas nos quieren hacer creer que matar a una vaca sana y feliz (o a un cerdo o un pollo) solo porque nos gusta el sabor de su cuerpo es, de alguna manera, un acto de compasión.

¿Puede compartir con nosotros, a modo orientativo, qué suele comer usted normalmente a lo largo del día? ¿Empezamos por el desayuno?
Te diré lo que como cuando no viajo… viajo mucho y es una vida diferente entonces. En casa, habitualmente tomo un batido para desayunar, lo cual es muy sencillo: pongo algunas frutas y cereales en la batidora y a beberlo.

¿De tentempiés (“snacks”)
Todo tipo de tentempiés. Algunas veces “pretzels” integrales, a veces nueces, a veces barritas de proteína… Vivo en Alemania, así que también a veces es algo de pan, ya que los alemanes aman el pan y tienen un pan espectacular. Probablemente mis tentempiés son muy similares a los de la mayoría de gente, solo que sin productos animales.

¿Para la comida?
Por ejemplo, un sándwich de ensalada y mayonesa vegana y, quizá, algún tipo de carne vegetariana, como pollo o roostbeaf (vegetales). Si se trata de un “brunch”, puedo tomar salchichas veganas, huevos veganos… Se pueden tener los mismos tipos de alimentos pero veganos. En realidad es muy sencillo.

¿Y la cena?
A veces pasta, a veces burritos... Mi marido y yo cocinamos todo tipo de platos, podría ser arroz con alubias y ensalada… Es que muchas comidas son las mismos que comen las personas que no son veganas, solo que sin productos animales. 

¿Alguna otra cuestión que desee añadir para los lectores de “Comer o no Comer”?
Quisiera decir que cuando estuve en España hace unos años, cuando se publicó la traducción al español de mi libro Por Que Amamos A Los Perros, Nos Comemos A Los Cerdos Y Nos Vestimos Con Las Vacas, me conmovió mucho la respuesta que hubo. El debate que se abrió me hizo sentir muy esperanzada. Hubo un hecho particular que siempre recuerdo: tuve una conferencia de prensa a la que siempre me refiero cuando viajo y hablo sobre aliados veganos. Había periodistas de numerosos medios de todo el país y después de que hablé sobre carnismo y veganismo la primera pregunta que recibí fue “¿qué podemos hacer para ayudar?”. Pensé que era el más bello ejemplo de ser un aliado vegano. Después, además, los periodistas españoles publicaron maravillosos artículos ayudando a que la gente tomara conciencia sobre el sufrimiento de los animales y sobre todos los problemas que ocasiona a los animales la industria de alimentos animales.  Hay que seguir animando a ser parte de la transformación de este violento sistema. Haber tenido tan buena acogida en España lo sigo recordando como uno de los momentos más inspiradores de mi carrera.

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